lunes, 25 de noviembre de 2013

El Palacio Real (Palacios Nazaríes)

El recinto del Palacio Real se divide en tres zonas independientes:

·El Mexuar, donde se realizaba la administración de justicia y el despacho de asuntos de Estado. Había una cámara elevada, cerrada por celosías, donde el sultán se sentaba a escuchar las demandas de los ciudadanos sin ser visto. Al fondo de la sala existe un Oratorio, una pequeña habitación orientada hacia La Meca, ricamente ornamentada con yeserías y desde donde se divisa el Albaicín.
Tras la conquista, los Reyes Católicos mandaron modificar el interior de esta sala, convirtiéndola en una capilla de la que puede verse aún la balaustrada del coro.
El exterior de sus muros ha sufrido tantas modificaciones que es imposible conocer cómo era originalmente. Esta área administrativa se encuentra precedida por dos patios, en el primero de los cuales perduran los restos de una pequeña mezquita con su alminar, mientras que el segundo conocido como Patio de Machuca, alberga la torre del mismo nombre. 
El conjunto fue utilizado como residencia de los arquitectos que dedicaron sus vidas a la construcción del monumento, entre ellos Pedro Machuca, que trazó el Palacio de Carlos V. 
Hacia el interior se encuentran el Cuarto Dorado, que debe su nombre a la cúpula recubierta de pan de oro, y el Patio del Mexuar, con la fastuosa fachada del Palacio de Comares, ornamentada con mocárabes, yeserías y azulejos y cubierta con una alero de madera de cedro con motivos decorativos de piñas y conchas. 



 El Palacio de Comares fue mandado construir por el rey Yusuf I, combinando la función representativa de la monarquía para la gestión oficial de los asuntos de Estado con la vivienda privada del soberano. El centro del palacio lo ocupa el Patio de lo Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos. Este patio se ha llamado de diversas formas a lo largo del tiempo. La actual denominación se debe a los macizos de mirtos o arrayanes (arbustos) cuyo color verde vivo contrasta con el piso de mármol blanco del patio.
Está presidido por la Torre de Comares, que alberga en su interior el Salón de Embajadores, donde el rey, en compañía de sus visires, daba audiencia oficial. La sala tiene forma cúbica y en sus paredes no queda ni un resquicio sin decorar con yeserías cúficas (motivos caligráficos), de ataurique (vegetales) y de lacería (formas geométricas). La cúpula estrellada representa el cielo. Precediendo este espacio se encuentra la Sala de la Barca, en cuyos extremos estaban las alcobas del sultán. 
Al este del palacio se encuentran los Baños de Comares, construidos al estilo musulmán siguiendo el modelo de las termas romanas. Toda la decoración existente es de época cristiana, ya que el mal estado que han presentado los baños a lo largo de los siglos ha hecho que se restauren y reconstruyan varias veces.


 


· El Palacio de los Leones se empezó a construir por orden de Mohamed V, hijo de Yusuf I, como zona privada para la familia real y el harén. Recibe su nombre por la fuente sostenida por doce leones de mármol ubicada en el Patio de los Leones. El recinto es una alegoría del paraíso, un oasis petrificado en el que fluye el agua y las 124 columnas y las arcadas que sostienen simbolizan un bosque de palmeras. Este patio es el primero en el cual se opta por un nuevo modelo arquitectónico: dos canales de agua que surgen de surtidores situados dentro de dos grandes estancias: las salas de los Abencerrajes y de las Dos Hermanas.
Estas salas se encuentran una enfrente de la otra y destacan por sus soberbias cúpulas de mocárabes. La tradición popular asegura que en la sala de los Abencerrajes, al parecer alcoba del rey, fueron degollados los caballeros denominados con ese nombre, mientras que la sala de las Dos Hermanas hace referencia a las dos enormes losas de mármol que se ven a cada lado de la fuente central y que un poeta del siglo XIV comparó a dos hermanas. En su interior se encuentra el Mirador de Lindaraja, un cuarto de reducidas dimensiones que fue lugar de esparcimiento de la favorita del sultán y que constituye por su exquisita decoración uno de los rincones más bellos de la Alhambra.
La Sala de los Mocárabes es la más sencilla de todas las del Palacio de los Leones. Se encuentra a la entrada antigua del palacio, y su nombre se debe a la bóveda de mocárabes (elementos decorativos del arte nazarí) que la cubría, y que fue demolida debido al mal estado en que quedó tras la explosión de un polvorín en 1590. 
Otra de las salas del palacio es la de los Reyes, denominada así por una pintura realizada en la cúpula de uno de los tres habitáculos existentes, que representa a diez monarcas. Por su disposición, la sala queda dividida en siete partes: tres habitaciones cuadradas, separadas por dos tramos rectangulares y alcobas en los extremos. Toda esta distribución y sus decorados mozárabes realzan la luz que penetra en la sala.
 

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